̶ El Sr. Platón o como se llame, está llenando el entresuelo de basura y pronto parecerá una caverna. ¡Nos van a inundar los malos olores y las cucarachas! ̶ Dijo doña Eladia.Isabel, la chica del cuarto piso, afirmó:̶ Sí, yo le he visto rebuscar en las papeleras y creo que debería cambiar el cartel de su buzón y poner Diógenes en vez de esa tontería de Platón.̶ Andrés, como presidente debe usted hacer algo. Tiene la terraza del patio de luces llena de objetos raros que construye con basura y cuando hace aire se mueven y causan ruidos que no nos dejan dormir. Por no hablar de los ataques que le dan de vez en cuando, ni de todos los gatos que recoge. Esa casa es un foco de infecciones. ̶ Sentenció doña Eladia, indignada.̶ No se preocupen, hablaré con él. Al principio no daba tantos problemas; que yo sepa estuvo casado y era maestro de primaria antes de acabar aquí; le expulsaron por algún trastorno sicológico y ahora creo que malvive con una mínima pensión de dependencia y apenas puede pagar el alquiler. Tal vez sea la soledad y los años, que hacen estragos en la mente de un hombre.
Idazlan onenak 2015
Hoy me he levantado de la cama como cada día. Pero hoy no es un día como los demás, qué va. Aún así, he querido que en mi casa se respire normalidad. No quiero miradas escrutadotas dirigidas hacía mí que intenten adivinar mis pensamientos, ni movimientos anormales en las actuaciones de mis familiares. Por eso no saben que es hoy cuando ocurrirá.
Hubo un tiempo en que creí que estaba muerta. No recuerdo muy bien cómo empezó todo, pero sí de que antes de eso había estado bastante deprimida, debido principalmente a mi falta de autoestima. Siempre me ha gustado escribir, y a pesar de que soy una persona muy tímida, es natural que me guste ser valorada y reconocida por mi entorno. Pero resultó que a éste le importaba un bledo mis aficiones. Cada vez que intentaba que leyeran algo, se escabullían alegando que estaban muy ocupados, o me pedían el texto para mirarlo luego y darme la opinión al día siguiente, pero ese día nunca llegaba. Intentando no deprimirme, comencé a publicar historias en las redes sociales…y para mi sorpresa nadie hacia el más mínimo comentario. Al principio lo encontré extraño, aunque luego me convencí de que debía de ser una escritora espantosamente mala. Después de eso recuerdo un par de episodios en los que los vecinos no me devolvían el saludo al pasar, como si no me viesen. Y entonces, un día me levanté y me di cuenta de que en realidad estaba muerta. Por eso nadie me hacía el más mínimo caso y mis amigos no me llamaban. Estuve dos días encerrada en mi cuarto sin querer salir, con mis padres aporreando la puerta, pero yo no sentía ni hambre ni sueño.
–Maitea, orain lanera joan behar dut. Ondo egongo zara bakarrik?–Zoaz trankil, ondo egongo naiz eta.–Seguru?–Baietz ba. Ez duzu ikusten ondo nagoela? Ondo egongo naiz.–Benetan?–Benetan, bai. Ea, zoaz eta lan asko egin.–Egia esan, gaur lan pila bat daukat, derrigor bukatu beharreko gauza batzuk...–Zuk egin lan asko, eta ez izan presarik etortzeko.–Bale ba. Baina edozer gauza gertatzen bada deitu berehala, e?–Bai, bai.–Goizean zehar badaukazu zer egin, ezta?–Bai, bai. Ogi bila aterako naiz aurrena, eta gosaldu eta gero etxea txukunduko dut apur bat.–Ez nekatu gehiegi, e? Nahi baduzu bion artean egingo dugu arratsaldean, bueltan etortzen naizenean.–Ez, ez. Horrela gainera entretenituta egongo naiz goiz osoan.–Bale ba. Ea, muxu bat.–Mmmm. Beste bat.–Mmmmm. Agur, maitea. Zaindu asko.–Agur, laztana. Asko maite zaitut.